Casi todas las grandes revoluciones de la historia comenzaron en una cafetería
Desde París hasta Madrid, pasando por el continente americano, los cafés fueron espacios de debate y de intercambio de ideas políticas y sociales.
El aroma intenso del café, mezclado con el humo del tabaco y la efervescencia de las ideas, no formó únicamente parte del ambiente, sino que, en muchas ocasiones a lo largo de la historia, fue el preludio de cambios monumentales. En el corazón de París, por ejemplo, las lámparas del Café Procope vieron germinar la semilla de la Revolución Francesa: aquel espacio era, por supuesto, un punto de ocio, pero también el ágora de la Ilustración. Un santuario donde pensadores como Voltaire, Diderot o Rousseau se daban cita para diseccionar la tiranía y soñar con la libertad.
Fue en esos encuentros informales donde se forjó, taza tras taza,&nbs...









