miércoles, diciembre 10

En 2019 se descubrió un espectacular barco romano en España. Ahora se prepara para su extracción total en 2026


El pecio del siglo V, localizado junto a Ses Fontanelles y vinculado a Cartagena, será izado el próximo año y conservado para su exposición pública. Los arqueólogos esperan que su carga añada un nuevo capítulo sobre el comercio romano en el Mediterráneo tardío.

Durante siglos, miles de bañistas han nadado en las aguas turquesas de la Playa de Palma, en Mallorca, sin sospechar que, a escasos dos metros bajo sus pies, reposaba uno de los hallazgos arqueológicos más excepcionales del Mediterráneo occidental: un barco mercante romano del siglo IV d.C. casi intacto y cargado con ánforas repletas de aceite, vino y garumla célebre salsa de pescado fermentado que fue el oro líquido de la gastronomía romana.

Este tesoro sumergido, conocido como el pecio de Ses Fontanelles, fue descubierto de forma fortuita en 2019 por el buceador local Félix Alarcón que ya ha encontrado más de un tesoro en el fondo del mar. Su hallazgo desató una oleada de investigaciones científicas que hoy, gracias al proyecto Arqueomallornauta y al respaldo del Consell de Mallorca, culminarán en su extracción definitiva en 2026, lo que será todo un hito en la conservación del patrimonio subacuático europeo.

Un hallazgo fortuito que cambió la historia

Fue una tormenta de verano la que removió las arenas del fondo marino y dejó al descubierto fragmentos de madera antigua. Poco después, un equipo de arqueólogos del proyecto Arqueomallornauta, una colaboración entre las universidades de Barcelona, Cádiz, Valencia y las Islas Baleares, confirmaron que se trataba de un barco romano de 12 metros de eslora y entre 5 y 6 metros de manga, casi perfectamente conservado gracias al ambiente anóxico bajo la arena.

Las dataciones posteriores situaron el naufragio en torno al año 320 d.C., gracias al descubrimiento de una moneda acuñada en Siscia (lo que hoy es Croacia) bajo el mástil que apunta a un rito fundacional romano en el que enterrar una moneda bajo el mástil otorgaba buena fortuna para el navío.

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Las inscripciones manuscritas en las ánforas del naufragio proporcionan a los historiadores información valiosa.Consell de Mallorca / Universitat de Barcelona / Universidad de Cádiz / Universitat de les Illes Balears

El análisis petrográfico de las ánforas indica que el barco zarpó de Carthago Spartaria (actual Cartagena), uno de los principales puertos romanos de Hispania. El cargamento, compuesto por más de 300 ánforas -y, afortunadamente, muchas de ellas totalmente intactas y selladas- transportaba aceite de oliva, vino y garum, además de otras conservas alimenticias.

Por si el hallazgo de ánforas en perfecto estado de conservación, incluido su contenido, no fuera suficiente, muchas de ellas cuentan también con inscripciones pintadas que indican su contenido, el productor, la procedencia y hasta los impuestos aplicados al producto (estas inscripciones usadas en la antigüedad se conocen como titulus pictus y, según los expertos, este es uno de los más valiosos de todo el mundo romano).

El garum: estrella del cargamento

Entre las ánforas se han identificado nuevas tipologías, como el tipo Ses Fontanelles I, exclusivo de este pecio. En su interior, los análisis de residuos orgánicos han revelado restos de liquaminis flos, una variante premium del garum muy apreciada en al antigua Roma y que se elaboraba principalmente con boquerones (Engraulis encrasicolus) y, en menor medida, con sardinas. También hay ánforas con aceite, vinos o mostos fermentados para la conservación de la fruta. De la misma forma, también se han hallado símbolos cristianos en algunos sellos cerámicos, lo que sugiere que parte del cargamento pudo haber sido enviado por autoridades eclesiásticas en una época de transición religiosa en el Imperio.

Más que ánforas

Además del cargamento, los arqueólogos han recuperado objetos personales como una lámpara de aceite con la imagen de la diosa Diana, dos zapatos (uno de cuero y otro de esparto), cuerdas, restos vegetales y un taladro de arco utilizado para reparaciones navales. Y es que incluso el estado del casco de la nave es extraordinario; esto se debe a que el barco quedó sepultado en arena inmediatamente tras hundirse, impidiendo la degradación de los materiales orgánicos.

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Detalle de las partes que se conservan del barco hallado junto a Ses Fontanelles.Consell de Mallorca

Preparativos para su extracción en 2026

Aunque inicialmente se pensó que el barco estaba completo, investigaciones posteriores confirmaron que la quilla se ha perdido. Esto obliga a planificar una extracción por fragmentos, un proceso meticuloso que será supervisado por expertos del Museo Nacional de Arqueología Subacuática (ARQUA), recientemente incorporado al proyecto.

Según el plan presentado durante las Jornadas Internacionales de Arqueología Marítima en Palma en octubre de 2025, la extracción comenzará en 2026 y durará varios años (los expertos calculan que serán al menos cinco años). Los fragmentos de madera serán llevados al Castillo de San Carlos, donde serán desalinizados y estabilizados antes de su restauración.