El relato bíblico solo menciona dos animales del arca de Noé, por lo que durante siglos los artistas han llenado los vacíos con cuentos fantásticos y ciencia emergente.
Hay mucha especulación sobre los animales del arca de Noé, y con razón. Una inundación épica, un edicto celestial, una carismática colección de animales: la historia del arca de Noé del Libro del Génesis se ha ganado su lugar como una de las más famosas de la Biblia.
Pero la pregunta de qué animales acompañaron a Noé y a su familia en su barco de fabricación propia es complicada, dado el silencio de la Biblia sobre las especies involucradas. En el relato solo se mencionan dos animales por su nombre: una paloma y un cuervo, que Noé envió para averiguar si el diluvio había remitido lo suficiente como para que la Tierra fuera habitable.
Pero eso no ha impedido que artistas y científicos hagan numerosas conjeturas, a veces absurdas, sobre los tipos de animales que había a bordo del arca. En última instancia, sus teorías revelan más sobre las épocas en las que vivieron y el progreso constante de los descubrimientos científicos que sobre el arca en sí.
Representaciones medievales de los animales del arca de Noé
Las especulaciones sobre los animales del arca son casi tan antiguas como la propia Biblia. De hecho, una de las primeras imágenes que se conservan de una narración bíblica, grabada en una moneda del siglo III d. C., representa el arca de Noé. Fabricada en lo que hoy es Turquía, la pieza de bronce muestra el arca y dos aves que se cree que hacen referencia a la paloma que Noé envió para averiguar si la Tierra se había secado.
«Nos atraen naturalmente las historias sobre animales», afirma Elizabeth Morrison, conservadora jefe de manuscritos del J. Paul Getty Museum de Los Ángeles y comisaria de diversas exposiciones sobre ilustraciones medievales de animales.
Las mentes medievales, en particular, estaban fascinadas por el mundo natural y trataban de atribuir importancia religiosa a todos los aspectos de la historia de Noé, desde el simbolismo del arca, similar a una iglesia, hasta la supuesta discriminación de Noé entre animales puros e impuros a bordo de su barco.
Los artistas y científicos medievales solían recopilar listas de estos animales, así como coloridas historias relacionadas con la narración de Noé, en bestiarios o libros con mensajes morales y abundantes ilustraciones.
Como resultado, los textos iluminados y las pinturas medievales rebosan de imaginativas representaciones de la vida animal entre las criaturas marinas y terrestres que se cree que fueron salvadas en el barco bíblico.
Representaciones de animales familiares
Pero, ¿qué animales representaban concretamente los artistas medievales? Los artistas europeos, con escaso conocimiento de la variedad de la fauna mundial, incluían animales que les resultaban familiares en su vida cotidiana. Por ejemplo, el Old English Hexateuch, un manuscrito anglosajón del siglo XI, muestra vacas, cabras y cerdos —animales domésticos comunes en Europa— saliendo del arca de dos en dos.
Sin embargo, los animales más exóticos representados en otros manuscritos indican el aumento del contacto de la Europa medieval con el resto del mundo, primero a través del comercio y luego a través de la exploración internacional.
Los talladores del siglo XV de la catedral de Norwich, en Inglaterra, representaron a Noé no solo con ganado y aves, sino también con un mono, un animal que, aunque no era autóctono de los climas septentrionales, habría sido familiar debido a las colecciones de animales y los entretenimientos de la corte de la época. Las jirafas, los pavos reales y los leones también aparecían representados en las imágenes del arca de la época.
Los talladores de Norwich incluyeron otro animal más fantasioso a bordo del arca: un unicornio. «La gente de la Edad Media no tenía Wikipedia, aviones a reacción ni sentido de los viajes», dice Morrison. «Realmente no tenían acceso a la información».
Dado este alcance limitado, dice, la gente de la época era propensa a interpretar los relatos de animales previamente desconocidos según su propia imaginaci��n. Como resultado, bestias como unicornios, grifos y criaturas parecidas a dragones suelen aparecer representadas junto a animales reales en bestiarios y textos iluminados que representan el arca.
Teorías científicas emergentes
Es posible que la gente de la Edad Media pensara que criaturas como los unicornios y los dragones eran plausibles. Sin embargo, la historia del arca de Noé se interpretó en gran medida como simbólica hasta después de la Reforma Protestante a principios del siglo XVI, cuando los eruditos comenzaron a considerarla como un acontecimiento histórico literal.
Esto supuso un verdadero reto para los intelectuales encargados de conciliar los detalles de la historia con los conceptos científicos emergentes y la asombrosa variedad de animales descubiertos durante el auge de la navegación y la exploración europeas.
Esto dio lugar a lo que la historiadora científica Ruth Hill denomina «el debate original y más controvertido sobre el origen de las especies anterior a Charles Darwin», y a una serie de teorías contradictorias sobre los animales del arca de Noé.
Por ejemplo, Jean Borrell, un matemático francés también conocido como Johannes Buteo, sostenía que solo 93 tipos de mamíferos habían estado a bordo del arca. El resto, argumentaba, surgieron espontáneamente del barro y, por lo tanto, no necesitaban ser salvados.
El jesuita español Benito Periera teorizó de manera similar que muchos insectos, como las moscas, no necesitarían literas en el barco porque se generaban a partir de los cadáveres de los que se alimentaban. Y el explorador británico Sir Walter Raleigh planteó la hipótesis de que las especies «híbridas», como las mulas, no estaban en el arca porque simplemente no existían en aquella época.
Los híbridos animales y el concepto de especie
En el siglo XVII, cada vez era más difícil conciliar los nuevos descubrimientos científicos con historias bíblicas como la de Noé.
Uno de esos investigadores, el erudito y jesuita alemán Athanasius Kircher, intentó hacerlo con Arca Noë. El libro, publicado en 1675, analizaba todos los aspectos de la selección, el cuidado y la acomodación de todos esos animales en el arca.
Las ideas de Kircher sobre la vida en el arca eran especialmente memorables, sobre todo porque llevó la idea de la «hibridación» planteada por Raleigh y otras mentes científicas a un extremo absurdo.
Sostenía que muchas especies terrestres eran en realidad híbridas y podían dejarse fuera del arca sin problema. Entre estos animales se encontraban las jirafas, un híbrido de camello y leopardo, y los armadillos, producto del apareamiento entre tortugas y puercoespines. (Ninguna de las dos teorías era cierta).
Debido a las posibilidades que presentaban estos llamados «híbridos», Kircher imaginó que Noé solo habría necesitado 130 tipos de mamíferos cuadrúpedos, 30 especies de serpientes y 150 especies de aves para repoblar la Tierra después del diluvio.
«Kircher llevó su estilo de investigación tan lejos como pudo, hasta el punto del colapso», señalan los científicos Olaf Breidbach y Michael T. Ghiselijn en las Actas de la Academia de Ciencias de California.
Pero, de hecho, las ideas que surgieron de Kircher, Buteo y otros acabaron contribuyendo al nacimiento del concepto de especie biológica a partir del siglo XVI.
La idea era desconocida antes de estos experimentos mentales con la colección de animales de Noé, que empujaron a científicos como Buteo y Kircher a clasificar y ordenar a los animales en un intento por determinar si habrían sido dignos de estar en el arca.
El concepto de especie surgió justo a tiempo. Como señala Hill, la idea de que todos los animales pudieran haber sido pasajeros del arca se estaba convirtiendo rápidamente en «altamente inverosímil».
Tras siglos de miradas, a veces fantasiosas y a veces analíticas, a los animales del arca de Noé, los científicos y los artistas acabaron por pasar página, dejando atrás sin darse cuenta hitos fundamentales en nuestra comprensión del mundo natural.