sábado, abril 26

Cada 12 años, la India construye su ciudad más grande y luego, desaparece


El Kumbh Mela es el mayor encuentro religioso del mundo, que atrae a cientos de millones de fieles hindúes. He aquí cómo se prepara la India y qué ocurre una vez que todo ha terminado.

El río Ganges, en la India, se llena de colores brillantes con millones de peregrinos hindúes vestidos de mandarina, fucsia y sandía sumergiéndose en sus aguas verdes mientras dejan caer caléndulas a su paso en señal de devoción. Al anochecer, una música hipnótica flota sobre la multitud, y cada día, al amanecer, los cánticos comienzan de nuevo. En la laberíntica ciudad de tiendas, el sonido de los cánticos y el aroma de los fuegos rituales llenan el aire por igual. No estamos ante una festividad cualquiera: el Kumbh Mela es el mayor encuentro religioso de la Tierra.

Se espera que unos 400 millones de peregrinos asistan a la peregrinación de este año para bañarse en los ríos y lavar sus pecados. Aunque buscan la absolución, no es un ritual sombrío. El Kumbh Mela es una celebración masiva y alegre, una asombrosa convergencia de la vida humana. También es una hazaña de logística e ingenio intrínsecamente precaria, para la que las autoridades indias sólo disponen de unos meses para preparar a los cientos de millones de personas que acudirán al festival a lo largo de 45 días, entre el 13 de enero y el 26 de febrero.  


El festival se celebra cada 12 años en la ciudad de Prayagraj, al norte de la India, en un lugar sagrado por la confluencia de dos grandes ríos: el Ganges y el Yamuna. Durante gran parte del año, este pedazo de tierra es inaccesible, sumergido por las inundaciones de la estación monzónica, que dura de junio a septiembre. Pero a medida que la estación retrocede, también lo hacen las aguas, revelando una llanura aluvial vacía de 4000 hectáreas.  La peregrinación de este año es especialmente significativa, ya que atrae al Ganges a un número histórico de fieles.  

“Es una cuestión de conjunción astrológica”, afirma Diana L. Eck, coautora de The Kumbh Mela: Mapping the Ephemeral Mega City [El Kumbh Mela: mapeando la mega ciudad efímera] y profesora emérita de la Harvard Divinity School (Estados Unidos). Júpiter, el Sol y la Luna han entrado en un periodo de alineación que, según los hindúes, aporta vitalidad al agua del río. “El río es la deidad en este caso. Es el templo”, dice Eck. Según las escrituras védicas, el texto central del hinduismo, hay una tercera masa de agua mística que se une con el Ganges y el Yamuna en este lugar, el celestial río Sarasvati, que existe de forma metafísica, otorgando mayor santidad a las aguas que fluyen. De ahí que el Kumbh Mela de este año se denomine Maha Kumbh Mela, lo que indica su inusitada importancia (“maha” se traduce aproximadamente por grande).  


A principios de enero, los peregrinos llegaron al recién transformado recinto, del tamaño de 7500 campos de fútbol, en Prayagraj. Algunos se quedarán unos días, mientras que otros aguantarán las seis semanas completas. Para acoger a los millones de asistentes, el Gobierno indio ha construido una “megaciudad efímera”, en palabras de Rahul Mehrotra, coautor del estudio de Harvard con Eck.

“No se trata de una ciudad emergente”, aclara. “Es una empresa estatal muy deliberada y formal, y eso es lo que la hace absolutamente única”. El asentamiento temporal está dispuesto en una cuadrícula, y su trazado es lo suficientemente pronunciado como para verse desde el espacio. “El Gobierno construye kilómetros y kilómetros de carreteras y puentes. También son avenidas bastante anchas”, añade Eck.

Los miles de edificios que albergan a los visitantes y los servicios deben construirse en los dos meses posteriores a las inundaciones y antes del acontecimiento. La ciudad roja, blanca y amarilla está hecha principalmente de tela de lona, cañas de bambú y cordeles, aunque alguna que otra estructura se construye con hojalata ondulada. Los dormitorios varían en estilo y comodidades según lo que pueda permitirse el peregrino. Los peregrinos más pobres se alojan en espacios compartidos, como colchonetas, en tiendas comunitarias construidas por el Estado, con baños y comedores compartidos. Luego están las tiendas privadas, con aire acondicionado, baños adjuntos, Wi-Fi y comidas cocinadas por un chef.  

Para los más pudientes, la Ciudad Cúpula es una novedad en el Kumbh Mela de este año. Se trata de una colaboración entre el Departamento de Turismo de la India y empresas privadas de diseño y construcción, y cuenta con 44 estructuras en forma de burbuja hechas de láminas de policarbonato transparente, que se anuncian como a prueba de balas e incendios.  


“Es la ciudad india más grande y limpia en la que he vivido”, afirma Mehrotra. Cita dos razones. En primer lugar, el Gobierno ha contratado a 10 000 barrenderos para “limpiar continuamente la ciudad” y, en segundo lugar, no hay mucha basura para empezar. “La gente que viene a la ciudad lleva consigo medios frugales para subsistir durante unos días”, señala: “Por eso, la basura se reduce al mínimo o al menos se organiza y se elimina, por ejemplo en el caso de la cocina comunitaria”.  

El Gobierno ha introducido campañas para animar a los peregrinos a arrojar sólo una o dos flores al agua en lugar de la guirnalda más tradicional. El resultado sigue siendo una colorida muestra de devoción, pero más manejable para los encargados de limpiar el río en el centro de esta efímera ciudad. “Todos los días hay gente recogiendo las flores y las ofrendas del río, para que no haya muchos metros de ofrendas empapadas a lo largo de la orilla”, dice Eck.  

Parece una tarea imposible, dado el gran número de personas que acuden al Kumbh Mela, pero Eck explica que el Gobierno mantiene ciertas normas, como la construcción de más de 30 000 retretes, que refuercen el saneamiento a lo largo de las orillas del río donde se reúnen los peregrinos. La gestión del saneamiento también controla las enfermedades, un importante problema de salud pública cuando se congrega tanta gente.  

Aunque Mehrotra señala que no ha habido “grandes problemas de salud pública” en los últimos tres o cuatro ciclos del festival, la gestión de las multitudes sigue siendo una preocupación, en continua evolución para proteger y acomodar a los cientos de millones de peregrinos.