Así lo determinó una investigación que logró identificar evidencias de canibalismo sistemático en restos humanos.
Ocurrió en Europa Central durante el final de la Edad de Hielo.
Un hallazgo macabro
Científicos del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social han identificado prácticas antropofágicas en restos humanos de 18 mil años de antigüedad. El descubrimiento, realizado en la cueva Maszycka en Polonia, revela un patrón sistemático de manipulación post mortem de los cuerpos.
Las evidencias, publicadas en Scientific Reports, incluyen 63 huesos pertenecientes a diez individuos diferentes. El análisis detallado reveló 36 casos que sugieren un desmembramiento deliberado de los cuerpos, con marcas de corte y otros indicadores que apuntan a un procesamiento sistemático de los restos humanos.
Evidencia forense contundente
El estudio de los fragmentos craneales mostró marcas consistentes con la extracción del cuero cabelludo, orejas y mandíbula. Los investigadores también encontraron patrones de fractura en las suturas craneales, indicativos de la extracción del cerebro, mientras que los huesos de las extremidades presentaban signos claros de descuartizamiento.
Francesc Marginedas, autor principal del estudio, enfatiza que la ubicación y frecuencia de las marcas de corte demuestran una clara explotación nutricional de los cuerpos. Los análisis indican que se priorizó la extracción de las partes más nutritivas, incluyendo cerebro, médula ósea y tejido muscular.
Contexto histórico y motivaciones
Los investigadores descartan el hambre como motivación principal, dado que el período Magdaleniense se caracterizó por condiciones de vida favorables y un aumento poblacional. Marginedas sugiere que estas prácticas podrían estar relacionadas con conflictos territoriales surgidos tras el máximo período glacial.
La disposición de los restos humanos, mezclados con desechos de asentamientos en la cueva Maszycka, sugiere un tratamiento no ritual de los cuerpos. Palmira Saladié, coautora del estudio, señala que este comportamiento podría estar vinculado a dinámicas de violencia intergrupal más que a prácticas rituales o de supervivencia.