lunes, marzo 10

Reducción del desperdicio alimentario: tecnología y logística para un impacto sostenible

Mauricio Kremer, cofundador y CEO de una empresa de tecnología para la mejora de la cadena de abastecimiento, brinda detalles sobre la magnitud de los desperdicios de alimentos

En diálogo con Movant Connection, Mauricio detalla cómo la inteligencia artificial está transformando la gestión de la cadena de suministro, reduciendo el desperdicio alimentario y mejorando la eficiencia en los puntos de venta. Además, analiza los retos logísticos y el impacto de estas innovaciones en la sostenibilidad y la competitividad del sector.

¿Cómo surgió la idea de abordar el desperdicio alimentario desde la optimización de la cadena de suministro?

Desde que tengo uso de razón, trabajé en el sector de consumo masivo, desempeñándome en áreas como trade marketing, logística de ventas y exportaciones. Al haber estado involucrado en negociaciones con cadenas de abastecimiento, empecé a notar ineficiencias que afectaban tanto a las empresas como a los consumidores. Muchas veces los supermercados compraban de más o de menos, lo que resultaba en falta de stock o excedentes que terminaban desechándose.

Estas ineficiencias me llevaron a cuestionar por qué, en un mundo con sistemas tecnológicos tan avanzados, se siguen cometiendo errores tan básicos. Vi una oportunidad clara: optimizar la logística y la gestión en los puntos de venta para reducir el desperdicio de alimentos y mejorar la eficiencia de toda la cadena de suministro.

¿Cuál es la magnitud del desperdicio alimentario y qué impacto tiene en el medioambiente?

Para dar un ejemplo concreto, empresas lácteas, de panificados o cárnicas suelen desechar cerca del 4% de su facturación debido a productos vencidos o mal gestionados. Aunque ese porcentaje pueda parecer bajo, equivale al margen de ganancia de muchas compañías. Para tomar mayor noción de la magnitud, sirve saber que con los alimentos desechados en supermercados de Estados Unidos durante un año se podría alimentar por el mismo período a toda la población de Chile.

El desperdicio alimentario también genera un 10% de las emisiones de dióxido de carbono que se generan a nivel global. Si lo consideráramos un país, sería el tercer mayor emisor de gases de efecto invernadero, después de China y Estados Unidos. Esto refleja la urgencia de implementar soluciones para evitar que alimentos, y los recursos empleados para producirlos, terminen desechándose.

¿Cómo contribuye la tecnología a resolver este problema?

El uso de tecnología, en particular de la inteligencia artificial (IA), es fundamental para abordar estas ineficiencias. Por ejemplo, utilizamos IA para el reconocimiento instantáneo de fechas de vencimiento en productos, una información que, en muchos casos, no está estandarizada y se presenta de diversas maneras. En solo tres o cuatro segundos, el sistema escanea, extrae y convierte estos datos en texto.

Con esta información, podemos ofrecer sugerencias sobre qué hacer con productos cercanos a vencerse: desde aplicar descuentos hasta ajustar los envíos futuros para evitar excesos. También trabajamos en modelos predictivos basados en datos históricos para anticipar qué productos tienen mayor probabilidad de vencerse, optimizando así la logística de toda la cadena de suministro.

¿Qué papel juega la logística en este proceso?

La logística es crucial. El seguimiento de los productos desde la fábrica hasta la tienda suele ser eficiente, pero una vez que los paquetes se abren y los productos se colocan en las góndolas, la trazabilidad se pierde. Esto genera incertidumbre sobre la cantidad de productos cercanos a vencerse y dificulta tomar decisiones informadas, como ajustar envíos o aplicar promociones.

Para resolver esto, implementamos herramientas tecnológicas que permiten a los repositores escanear fechas de vencimiento y recibir tareas específicas según la rotación de cada producto. Por ejemplo, si detectamos que un lote de yogures no se está vendiendo como se esperaba, el sistema alerta al repositor para verificarlo y tomar medidas. Además, la información recopilada se comparte en tiempo real con los equipos de logística para ajustar futuros envíos.

¿Cómo impacta esta optimización en los distintos actores de la cadena de suministro?

La optimización beneficia a todos. Para los productores, reducir el desperdicio significa menores costos y una mayor competitividad. Los supermercados también ganan, ya que disminuyen sus operaciones relacionadas con el manejo de productos vencidos y liberan espacio en sus góndolas para artículos con mayor demanda. Los repositores cuentan con herramientas que facilitan su trabajo, y los consumidores acceden a precios más competitivos y productos frescos.

En última instancia, esta eficiencia se traduce en una cadena de suministro más sostenible y rentable, donde los recursos se utilizan de manera más inteligente y responsable.

¿Qué retos enfrentan para implementar estas soluciones?

Uno de los mayores desafíos es integrar estas tecnologías con los sistemas existentes en supermercados y marcas. Muchas empresas tienen procesos manuales o sistemas obsoletos, lo que dificulta el acceso a datos clave, como las fechas de vencimiento.

Otro reto es la logística de la redistribución de productos cercanos a vencerse, especialmente cuando se trata de donaciones. Actualmente, se dona solo el 2% de esos alimentos. Esto se debe a la falta de información y a la ausencia de una red logística eficiente para recoger y distribuir estos productos. Estamos trabajando en alianzas con bancos de alimentos y organizaciones benéficas para superar estas barreras, pero es un proceso que requiere tiempo y coordinación.

¿Cuáles son sus expectativas para el futuro?

Nuestro objetivo principal es reducir el desperdicio alimentario en un 50%. Esto implica seguir perfeccionando nuestras soluciones tecnológicas, expandirnos a nuevos mercados y establecer más alianzas que nos permitan generar un impacto positivo tanto en lo económico como en lo social y ambiental.

Si logramos combinar tecnología y una logística eficiente podemos no solo reducir costos, sino también contribuir significativamente a la lucha contra el desperdicio alimentario y el cambio climático. Estamos convencidos de que este es el camino hacia un futuro más sostenible para todos.